Querida Kitty

Al cumplir trece años, el 12 de junio de 1942, me regalaron un pequeño cuaderno que había señalado mi padre en una vitrina unos días antes. Si bien se trataba de un libro de autógrafos, empastado en tela a cuadros rojo y negro, con una pequeña cerradura en el frente. Yo ya había decidido que lo utilizaría como diario. Empezé a escribir en él casi inmediatamente, describiéndome a mí misma y a mi familia, así como mi vida diaria en casa y en el colegio. A falta de mi amiga del alma, le escribía a mi diario como si estuviera dirigiéndome a mi amiga llamada Kitty, a mi diario me refería como «Querida Kitty» como fórmula introductoria en alusión directa a Kathe Zgyedie, una compañera de estudios a quien llamaba afectuosamente Kitty. Escribí en forma de cartas sobre mis resultados en clase, mis amigos, chicos con los que me simpatizaba y los lugares que prefería visitar en mi vecindario. Si bien estos primeros escritos en mi diario muestran que mi vida era en muchas formas la vida típica de una chica de 13 años, también reseño los cambios que se ivan implantando desde la ocupación alemana. Algunas referencias parecen casuales y sin gran énfasis; sin embargo, en algunas partes describo con mayor detalle la opresión que cada día va en aumento.



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