Martes 27 de abril de 1943

Querida Kitty:
Las disputas hacen retumbar toda la casa. Mamá contra mí, los Van Daan contra papá, la señora contra mamá. Todo el mundo está encolerizado. ¿Nos divertimos, eh? Los innumerables pecados de Ana han sido puestos de nuevo sobre el tapete en toda su amplitud. El señor Vossen está en el hospital. El señor Koophuis se ha restablecido más pronto de lo que se creía, pues, por esta vez la hemorragia pudo combatirse fácilmente. Nos contó que el Registro Civil fue tan bien tratado por los bomberos, que no solamente extinguieron las llamas, sino que, además, dejaron todo el interior bajo agua. Eso me alegra. El Carton Hotel está en ruinas; dos aviones ingleses, con un pesado cargamento de bombas incendiarias, atacaron el Offiziersheim* pegando fuego a todo el inmueble de la esquina. Se acabó el descanso por la noche; tengo unas ojeras enormes por falta de sueño. Nuestra alimentación es abominable. Desayuno: pan duro y sucedáneo de café. Comida: espinaca o)46( EL DIARIO DE ANA FRANK © Pehuén Editores, 2001. lechugas, desde hace quince días. Las patatas, de 30 centímetros de largo, son dulzonas y saben a podrido. ¡Quienes deseen adelgazar no tienen más que hacerse pensionistas del anexo! Nuestros vecinos no dejan de lamentarse, pero nosotros tomamos la situación no tan a lo trágico. Todos los hombres que hayan sido movilizados o que hayan combatido en 1940 son llamados con el fin de trabajar para der Führer como prisioneros de guerra. ¡Una medida más, sin duda, contra la invasión!

Tuya,
ANA

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